La serie «Menem», dirigida por Ariel Winograd y estrenada en Prime Video, ha capturado la atención del público, en gran parte, gracias a la figura de Olegario Salas, un enigmático personaje interpretado por Juan Minujín. En la ficción, Salas se presenta como un fotógrafo que se movió en los círculos del poder Olegario Salas, un enigmático personaje interpretado por Juan Minujíndurante la década de los 90, documentando tanto la imagen pública como los secretos personales del entonces presidente Carlos Saúl Menem.
Según información proporcionada por Noticias Argentinas, Olegario Salas no tiene una contraparte directa en la vida real. Es, en cambio, un personaje de ficción creado para ser un observador privilegiado del entorno gobernante. Sin embargo, su concepción se inspira libremente en la trayectoria de Víctor Hugo Bugge, quien fue el fotógrafo oficial de la Casa Rosada durante casi medio siglo.
Bugge inició su labor en el equipo presidencial en 1978 y se retiró en 2025, tras 47 años de carrera. Durante este extenso período, inmortalizó momentos históricos cruciales de la Argentina contemporánea, desde la emblemática salida en helicóptero de Fernando de la Rúa hasta la memorable caminata entre Menem y Alfonsín en la Quinta de Olivos. Su lente fue testigo silencioso de innumerables episodios que marcaron el rumbo del país.
La serie «Menem» no solo se enfoca en la relación de Olegario con el poder, sino que también ofrece una mirada más íntima a su vida personal y familiar. A través de su esposa, Amanda (interpretada por Jorgelina Aruzzi), y su hijo Migue (Valentín Wein), la ficción busca retratar cómo el ejercicio del poder y su cercanía influenciaron directamente a quienes lo rodeaban.
Aunque Víctor Hugo Bugge fue conocido por su profesionalismo y su rol de observador silencioso, la serie utiliza elementos de ficción para dotar a Olegario Salas de un carisma particular, conflictos personales y un sutil toque de intriga política. Esta licencia creativa enriquece la narrativa y permite explorar facetas que van más allá del simple registro documental.
El propio Bugge, cuya aclamada mirada fotográfica incluso lo llevó a retratar al Papa Francisco en el Vaticano, forjó un legado único. A lo largo de su carrera, enfrentó desafíos personales como el síndrome de Tourette y períodos difíciles, incluyendo una depresión durante la gestión de Alberto Fernández. El estreno de la serie ha reavivado el interés público por la figura de los fotógrafos presidenciales y su papel como cronistas anónimos de la historia. De esta forma, Olegario Salas, más que una mera representación, se erige como un homenaje a aquellos profesionales que, cámara en mano, fueron testigos privilegiados de los entresijos del poder.
Embed