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La encuesta por la que Máximo Kirchner no quiso ser candidato

Cada vez que los amigos de La Cámpora y algunos intendentes aún leales intentaban instalar la candidatura de Máximo Kirchner, y cada vez que el gobernador Axel Kicillof evadía el asunto sin pronunciarse al respecto, la pregunta de fondo que quedaba flotando era la siguiente: si Cristina Fernández aún ostenta la jefatura del movimiento, si todavía sigue teniendo la lapicera, ¿por qué no impuso a su hijo al frente de la lista y “sanseacabó”, como le gusta decir a Kirchner junior? En realidad, el tema no es tan sencillo: si Máximo hoy no aparece encabezando la lista no es porque dentro del peronismo lo hayan proscripto, sino porque, en última instancia, no le dan los números. No lo marginó la interna peronista ni Kicillof, sino las encuestas.

Su candidatura era una causa perdida.

Cuando Kicillof y Cristina hablaron por teléfono en la antesala del cierre de listas del domingo 17, la ex presidenta no siquiera pidió por su hijo. Estaba entregada. “¿Vos lo querías a Taiana?”, cuentan que le preguntó al gobernador y lo dejó hacer sin más. La jugada podría leerse como una retirada estratégica de cara a una elección que parece difícil para Fuerza Patria -entregarle la lista a Kicillof para no aparecer en la foto de una posible derrota-, pero lo cierto es que hay más de impotencia que de genialidad. La deserción de Máximo en esta contienda electoral es para evitar que los votos confirmen lo que ya anticipan los sondeos de imagen: que es uno de los dirigentes más impopulares del país, incluso por encima de su madre. Veamos.

A fines de abril, la consultora CIGP midió la imagen de 24 políticos argentinos, tanto oficialistas como opositores. ¿A que no saben quién figuraba en el último lugar? Con solo 7,2 por ciento de imagen positiva, 19,6 de regular y 69,5 de negativa, el hijo de los dos ex presidentes aparecía al fondo de la tabla, descendido. Un poco más arriba que él figuraban dos luminarias del elenco libertario, “El Gordo Dan” -menos conocido como Daniel Parisini- y Lilia Lemoine. Pero ni ellos pudieron con Máximo, y eso que hacen mucho más ruido que el parco heredero de los Kirchner.

Otra de las estadísticas que abortaron la idea de una candidatura de Máximo es la referida a su opaca actuación como diputado nacional. Los números dicen que, a lo largo de todo el 2024, Kirchner presentó cero proyectos de ley y pronunció cero discursos en la Cámara Baja. Un silencio atronador, como cuando tardó ¡ocho años! en dar su primera alocución como líder de La Cámpora. Había asumido la conducción del espacio en 2006, empujado por mamá, y recién enfrentó un micrófono en 2014. ¿Alguien se lo imagina al frente de una campaña crucial?

Hay un último dato que también desalienta la candidatura del hijo K y es su situación contable. En su declaración jurada, Máximo hoy reconoce un patrimonio de 8.311 millones de pesos, contra solo 249 millones de CFK, quien le heredó en vida prácticamente la totalidad de sus bienes a sus hijos para preservarlos del escrutinio de la Justicia. La cuestión es que los investigadores de la causa Vialidad, por la que hoy está presa la ex presidenta, consideran que esa herencia fue una “maniobra fraudulenta” para ocultar su verdadera fortuna, y por eso varios de aquellos bienes transferidos también figuran en la larga lista de lo que deberá ser liquidado en forma inminente para recuperar el dinero que los jueces le reclaman a Cristina por sus actos de corrupción. Claro, imagínense a Máximo candidato con ese tema estallando bajo sus talones. Imposible competir así.

A Kirchner junior no lo bajó nadie de la lista. Jamás estuvo en condiciones de subirse.

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