Loni Willison supo ser modelo de revistas fitness a comienzos del 2000. Un matrimonio violento la alejó de todo y de todos hasta vivir en la calle escapando de su futuro prometedor.
-
MTV Video Music Awards 2025: lista completa de ganadores
-
«Los bienes visibles»: una elegía a un padre que se extingue de a poco
Loni Willison pasó a ser una de las modelos del momento, a vivir en la calle después de sufrir violencia de género y adicciones.
Loni Willison fue una cara conocida del mundo del fitness y la moda a comienzos de los 2000. Su figura atlética, su estilo californiano y su aparición como modelo en portadas de revistas especializadas la convirtieron en una de las favoritas de la escena. Llegó a trabajar como asistente de cirujano plástico, pero al mismo tiempo era reconocida en los medios convertida en una celebrity de aquellos años. Hoy vive como indigente en las calles de Los Ángeles visiblemente delgada, arrastrando un chango con todas sus pertenencias y sin poder controlar su adicción.
A comienzo de los 2000 su vida parecía encaminada hacia un futuro estable y próspero. Sin embargo, pronto ese futuro se desvaneció. En 2012 se casó con Jeremy Jackson, recordado por su papel en Baywatch como hijo de «Mitch» David Hasselhoff. Jóvenes y atractivos, la pareja era habitual en alfombras rojas y eventos de Hollywood. Pero la postal glamorosa ocultaba conflictos internos, episodios de violencia y un deterioro emocional que marcaría un antes y un después en la vida de la modelo.
Un matrimonio fallido y su adicción a la metanfetamina
Loni-Wilson-calle
Arrastrando su carrito con pertenencias y visiblemente delgada: Así vive hoy Loni Willison.
El quiebre llegó en 2014, cuando denunció que Jackson la había golpeado, dejándola con costillas rotas y lesiones visibles. Loni no llevó el caso a la Justicia por miedo, pero años después Jackson fue condenado a prisión por apuñalar a una mujer en un intento de robo. Aquel episodio de violencia no solo precipitó la separación entre ellos, sino que al mismo tiempo llevó la vida de Loni hacia un precipicio: perdió su empleo en una clínica estética y dejó de conseguir trabajos como modelo.
La inestabilidad emocional fue el terreno fértil para una adicción a la metanfetamina que complicó aún más su salud física y mental. Ella misma reconoció que llegó a un punto de no retorno, donde la droga era lo único que la mantenía en movimiento. Desde entonces, entró en un ciclo de calle, consumo y aislamiento que la mantiene hasta el día de hoy alejada de su antiguo mundo.
En distintas entrevistas, Loni confesó que no se siente segura en otro lugar que no sean las calles. Dijo que se ensucia a propósito para que nadie la ataque y que ha aprendido a sobrevivir cargando sus cosas en un carro de supermercado.
Loni Willison no aceptó ayuda de nadie
Loni Willison
El radical deterioro en la apariencia de Loni marca la dura realidad que vive en las calles dominada por su propia adicción.
Redes sociales
Lo más llamativo de su historia es su negativa a recibir apoyo. Amigas, familiares e incluso especialistas en rehabilitación intentaron acercarse. En 2018, el experto Larry Marinelli le ofreció un tratamiento gratuito contra la adicción, pero ella lo rechazó. “Solo quiero drogarme, nadie me escucha”, le dijo entonces a un medio británico.
Una de sus mejores amigas, la actriz Kristen Rossetti, le pagó una noche de hotel e intentó convencerla de entrar a una clínica, pero Loni desapareció a la mañana siguiente sin dejar rastro. Cada vez que alguien intenta tenderle una mano, responde con indiferencia o se aleja.
En una entrevista de 2020, declaró: “Tengo todo lo que necesito aquí. No quiero ver a mis amigos ni que me ayuden. Ellos no me quieren ver a mí tampoco”.