Carlos Melconian sostuvo que la calma cambiaria y la baja de tasas de interés que se registran en la Argentina son fenómenos transitorios y desconectados del escenario político electoral.
Según explicó el economista, los desequilibrios cambiario, monetario y fiscal ya existían antes de las elecciones y continúan presentes con un grado de tensión adicional. «Después de octubre termina toda la fantasía», señaló, para luego remarcar, que el techo de la banda de flotación del dólar «no tiene sentido» en el contexto actual y que hacia fin de año podría darse una liberación del cepo cambiario.
Carlos Melconian cuestionó al Gobierno por su plan con el dólar y las tasas
El expresidente del Banco Nación, con amplia trayectoria en consultoría económica, resaltó que el Banco Central carece de una política monetaria clara y que la baja de tasas de interés obedece a una maniobra coyuntural para calmar el mercado antes de licitaciones de deuda.
Según su análisis, esta estrategia tiene impacto directo en la liquidez bancaria, en el déficit cuasifiscal del Tesoro y en el costo del dinero para empresas y personas. Como consecuencia, el crédito bancario se encuentra prácticamente paralizado: «Hoy los bancos piden a los deudores que cancelen en lugar de otorgar nuevos créditos», afirmó, y comparó la situación con episodios críticos de la historia económica argentina, aunque aclaró que la actual sequía monetaria tiene un origen distinto.
Consumo, crédito y reservas: Melconian advierte a Javier Milei
Melconian describió un escenario en el que el consumo masivo se sostiene con dificultad y los bienes durables, que dependen de financiación en cuotas, se ven especialmente afectados por la falta de crédito. Esto genera un signo de interrogación sobre el nivel de actividad económica en los próximos meses.
Según puntualizó, las ventas minoristas llevan cuatro meses de caída sostenida, señal de que el plan económico no está generando desarrollo y que la estrategia antiinflacionaria se apoya en un esquema recesivo que «termina matando al paciente».
El economista también diferenció entre crecimiento y desarrollo y sostuvo que la Argentina está en una fase de estancamiento prolongado desde hace más de una década, con rebotes coyunturales que no logran consolidarse. Explicó que a mediados de 2024 hubo una recuperación parcial gracias a la compra de dólares por parte del Gobierno, lo que permitió cierta remonetización y aparición incipiente de crédito corporativo y personal. Sin embargo, el endurecimiento posterior de la política monetaria revirtió ese proceso, y ahora la «seca» financiera amenaza con profundizar la caída.
Sobre el frente cambiario, Melconian advirtió que el dólar oficial no es un tipo de cambio de equilibrio, sino el resultado de una administración que retiene demanda para evitar saltos bruscos. Señaló que el Gobierno decidió «redoblar la apuesta» para llegar a octubre, aun a costa de mayores restricciones a las personas físicas. En su visión, el cepo debería ser más estricto para los individuos y más flexible para las empresas, y consideró ilógico haber habilitado compras para personas humanas en el actual contexto de escasez.
De cara a las elecciones, planteó que el Ejecutivo está tres o cuatro mil millones de dólares mejor que la gestión anterior en términos de poder de fuego, pero que las reservas netas siguen siendo negativas. «Vos tenés 18.000 millones de dólares, pero 28.000 millones de pasivos. Poder usar los 18 podés, lo único que tenés que saber es que debés 28″, describió. Por eso, anticipó que si el dólar llega al techo de la banda antes de octubre, el Gobierno no dudará en intervenir y vender reservas para sostenerlo.
Melconian insistió en que después de las elecciones la estrategia deberá modificarse inevitablemente, ya que el esquema actual es insostenible en el mediano plazo. Consideró que un escenario probable es que el cepo se libere para las empresas y que el dólar pase a flotar «de verdad», mientras que para las personas físicas se mantendría alguna restricción. En cualquier caso, el punto central será equilibrar oferta y demanda de divisas para evitar saltos abruptos en el tipo de cambio.
El ex titular del BNA también criticó la falta de «pata heterodoxa» en el programa económico, incluso desde una perspectiva liberal, y señaló que históricamente los planes de estabilización en Argentina combinaban baja de inflación con mejora en el nivel de actividad. Sin ese equilibrio, advirtió, la política antiinflacionaria puede terminar consolidando una recesión profunda.
Para Melconian, el futuro inmediato de la economía argentina dependerá de decisiones rápidas y consistentes después de octubre. Sin un cambio de rumbo en la política monetaria y en el esquema cambiario, el país podría entrar en una etapa más compleja de contracción y pérdida de poder adquisitivo. Por eso, sugiere que la liberación gradual del cepo, un tipo de cambio más competitivo y una estrategia monetaria clara son condiciones imprescindibles para revertir la desconfianza, reactivar el crédito y sentar las bases para un crecimiento sostenido.